30 marzo, 2012

Eres quien fue y será quien fuiste.


Y si al cerrar los ojos te veo, los seguiré cerrando. Y si al pensar y pensar veo tu rostro, seguiré pensando.  Y si tengo que dar todo a cambio de no olvidarte me quedaré sola. Y si para escuchar  tu voz tengo que dejar de escucharlo todo y centrarme solo y únicamente en ti, lo seguiré haciendo. Y si para que me escuches tengo que gritar  hasta quedarme sin voz, gritaré hasta no poder hablar. Y si para sentirte tengo que dejar de sentir, dejaré de sentir. Y si por las noches siento ese dolor que siento al pensar que ya no estas, sufriré. Y si cuando pienso en ti te extraño, me sentiré la persona más dichosa y feliz del mundo porque jamás se me ha regalado tal privilegio. Extrañarte, para mí, significa saber que fuiste, eres y serás hasta que deje de sentir, de pensar, de escuchar, de hablar, de reír, de llorar alguien inmediblemente importante para mí.
Posiblemente todos estamos destinados a extrañarnos unos a otros, a pensar en lo que fue y en lo que será todo, con unos y otros o sin estos. Quizás todos sentimos esa sensación vacía y llena de dolor cuando lega la hora de un adiós y sin más razón tenemos que fingir que todo pasó. Es extraño cuando despiertas una mañana y todo lo que un día fue, dejó de ser en ese mismo instante. Es extraño como un día estas y al otro tan solo formas parte de un recuerdo. Es curioso ver como, en realidad, estamos paseando, evolucionando al ritmo de la vida. Sin pensar en el valor de esta.
Dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a cosas que no servirán de nada en un próximo futuro, sin pensar en ese tiempo perdido avanzas sin mirar atrás. De repente parece ser que llega el día de tomar decisiones, de decidir quien eres o quien serás o quien quieres ser. Sea como sea es  hora de decidir que momentos, personas, imágenes, sueños, ideas formaran parte de ese yo. Ese yo tan difícil de encontrar, ese yo verdadero que luche por llegar a donde nadie ha llegado. Y es que todos somos una composición de ese yo anterior, de esos momentos que forman parte de tus recuerdos, de tus sentimientos, de tu forma de hablar, de reír, de esa mirada. Esa mirada que se fija en tus ojos y forma parte de ese día que marcará un antes y un después en tu vida.
Hoy no se quien ser, no se quien soy y no se quien seré pero sé que en mis recuerdos estará todo aquello que tuvo un gran significado en mí, que mi mirar reflejará todas aquellas miradas que marcaron mis días con un antes y un después. Se que mi voz  trasmitirá todo ese conjunto de palabras que en mi sembraron un día. Sé que mi ira, rabia y dolor será fruto del daño que en mi causaron. Sé que mi felicidad será el conjunto de momentos inolvidables que marcaron mi vida de una forma inimaginable. Sé que mi rostro será el reflejo del paso del tiempo de la vida. Y hasta el último día de mi vida mis manos serán las traductoras de lo que mi mente pide a gritos  gritar. Porque si es cierto que no se quien soy, que no se quien seré y que no tengo del todo claro quien quiero ser, pero lo que si veo con total claridad es que quiero ser el conjunto de todo lo maravilloso que a mi vida ha llegado. Para así, aportar toda esa magia  que en mi haya a ese nuevo yo que está por llegar.



28 marzo, 2012


Dicen que la vida es una continua monotonía, en la que los sucesos se repiten a tal velocidad que son imposibles de frenar. 

Aparecemos y desaparecemos de la nada. Nacemos y crecemos madurando con el paso del tiempo, gracias a las pruebas del juego de la vida. Obedecemos y desobedecemos los consejos de los errores que han cometido otras personas, temiendo a cometer los mismos. 
Quizás, todos tenemos esa necesidad de sobre protección, esa necesidad de decir que hacer en cada momento, para que nadie mientras podamos evitarlo, tropiece y se haga daño. Tal vez no pensamos en lo necesario que es caer, para así también aprender a levantarse. Lo necesario que es aprender a vivir desde distintos puntos de vista, y la dicha de haber tenido la sensación de sentir todos los estados de animo a los que la vida nos enfrenta.
Estamos tan acostumbrados a que nos guíen por un camino u otro, ya sea el bueno o el malo que nos olvidamos de nuestras propias decisiones. Olvidando la necesidad de equivocarse para rectificar y seguir creciendo como persona o acertar para sentir esa dicha por tal satisfacción. Se nos olvida quizás, que vivimos en un mundo contra reloj, en el que podemos poseer cualquier cosa menos el tiempo. Un mundo que compra y vende hasta los componentes del propio mundo, pero no compra ni vende el tiempo.

Quizás, ahora es cuando pensemos que en este juego de la vida lo importante no es evitar el dolor o evitar equivocarse, si no aprender a levantar la cabeza cuando la vida te ha puesto tanto a prueba que sientes que no es necesario mas tiempo. Que tu juego ya acabó. Lo importante es crecer y aprender a saltar los obstáculos, viviendo y avanzando con nuestros errores, acertando y fallando para poder pasar por todas las fases del juego, sin rendirse, luchando hasta que llegar el minuto cero.