Y si al cerrar los ojos te veo, los seguiré cerrando. Y si al
pensar y pensar veo tu rostro, seguiré pensando. Y si tengo que dar todo a cambio de no
olvidarte me quedaré sola. Y si para escuchar
tu voz tengo que dejar de escucharlo todo y centrarme solo y únicamente en
ti, lo seguiré haciendo. Y si para que me escuches tengo que gritar hasta quedarme sin voz, gritaré hasta no poder
hablar. Y si para sentirte tengo que dejar de sentir, dejaré de sentir. Y si
por las noches siento ese dolor que siento al pensar que ya no estas, sufriré.
Y si cuando pienso en ti te extraño, me sentiré la persona más dichosa y feliz
del mundo porque jamás se me ha regalado tal privilegio. Extrañarte, para mí,
significa saber que fuiste, eres y serás hasta que deje de sentir, de pensar,
de escuchar, de hablar, de reír, de llorar alguien inmediblemente importante
para mí.
Posiblemente todos estamos destinados a extrañarnos unos a
otros, a pensar en lo que fue y en lo que será todo, con unos y otros o sin estos.
Quizás todos sentimos esa sensación vacía y llena de dolor cuando lega la hora
de un adiós y sin más razón tenemos que fingir que todo pasó. Es extraño cuando
despiertas una mañana y todo lo que un día fue, dejó de ser en ese mismo
instante. Es extraño como un día estas y al otro tan solo formas parte de un
recuerdo. Es curioso ver como, en realidad, estamos paseando, evolucionando al
ritmo de la vida. Sin pensar en el valor de esta.
Dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo a cosas que no servirán
de nada en un próximo futuro, sin pensar en ese tiempo perdido avanzas sin
mirar atrás. De repente parece ser que llega el día de tomar decisiones, de
decidir quien eres o quien serás o quien quieres ser. Sea como sea es hora de decidir que momentos, personas,
imágenes, sueños, ideas formaran parte de ese yo. Ese yo tan difícil de
encontrar, ese yo verdadero que luche por llegar a donde nadie ha llegado. Y es
que todos somos una composición de ese yo anterior, de esos momentos que forman
parte de tus recuerdos, de tus sentimientos, de tu forma de hablar, de reír, de
esa mirada. Esa mirada que se fija en tus ojos y forma parte de ese día que
marcará un antes y un después en tu vida.
Hoy no se quien ser, no se quien soy y no se quien seré pero
sé que en mis recuerdos estará todo aquello que tuvo un gran significado en mí,
que mi mirar reflejará todas aquellas miradas que marcaron mis días con un
antes y un después. Se que mi voz trasmitirá
todo ese conjunto de palabras que en mi sembraron un día. Sé que mi ira, rabia
y dolor será fruto del daño que en mi causaron. Sé que mi felicidad será el
conjunto de momentos inolvidables que marcaron mi vida de una forma
inimaginable. Sé que mi rostro será el reflejo del paso del tiempo de la vida.
Y hasta el último día de mi vida mis manos serán las traductoras de lo que mi
mente pide a gritos gritar. Porque si es
cierto que no se quien soy, que no se quien seré y que no tengo del todo claro
quien quiero ser, pero lo que si veo con total claridad es que quiero ser el
conjunto de todo lo maravilloso que a mi vida ha llegado. Para así, aportar
toda esa magia que en mi haya a ese
nuevo yo que está por llegar.